En la industria avícola moderna…

La eficiencia alimenticia es uno de los pilares más determinantes para la rentabilidad. Cada gramo de alimento no aprovechado se traduce en pérdidas económicas y productivas que pueden marcar la diferencia entre un lote exitoso y otro con resultados por debajo del estándar. Aunque los avances en genética, instalaciones y programas sanitarios han mejorado notablemente el desempeño de los pollos de engorde, la alimentación sigue siendo el factor que mayor impacto tiene sobre el índice de conversión, el crecimiento diario y la uniformidad del lote.

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Sin embargo, en muchas granjas grandes y pequeñas persisten errores silenciosos pero constantes en la forma en que se formula, suministra y gestiona el alimento. Estos errores, aunque a veces pasan desapercibidos, afectan directamente la salud intestinal del ave, su comportamiento alimentario y, en consecuencia, los márgenes de ganancia. Comprenderlos y corregirlos no solo es una decisión técnica acertada, sino también una estrategia de supervivencia en un mercado cada vez más competitivo y exigente.

En este artículo, te presentamos los 5 errores más comunes en la alimentación de broilers y las soluciones prácticas que puedes implementar desde hoy para maximizar la eficiencia de tu producción avícola.

1. Dietas mal formuladas o no actualizadas

¿Cuál es el problema?

Muchas granjas aún utilizan dietas estándar o genéricas, que no han sido ajustadas a la genética moderna de los broilers, al entorno climático local, ni a la variabilidad en la calidad de los insumos disponibles. Esto se traduce en ineficiencias alimenticias, desequilibrios nutricionales, y una incapacidad del ave para expresar su máximo potencial de crecimiento

Las líneas genéticas actuales (ej. Cobb 500, Ross 308, Arbor Acres) han evolucionado rápidamente en los últimos años, requiriendo desequilibrios nutricionales cada vez más finos y precisos, tanto en aminoácidos esenciales como en energía metabolizable, minerales traza y perfil de grasas.

  • Aumento del índice de conversión alimenticia
  • (ICA): más alimento para producir el mismo peso.
  • Retrasos en el crecimiento o crecimiento disparejo entre lotes.
  • Problemas intestinales crónicos (diarreas, disbacteriosis).
  • Sobrecostos por subutilización del alimento o suplementación innecesaria.
  • Incremento del contenido de grasa abdominal si hay exceso de energía sin balance proteico.

Causas comunes

  • rUso de valores nutricionales teóricos en lugar de análisis reales de materia prima.
  • rFormulación sin considerar el estado sanitario o climático de la granja.
  • rNo ajustar la dieta para cada fase fisiológica del ave (inicio, crecimiento, finalización).
  • rOmitir factores antinutricionales (fitatos, taninos, micotoxinas) presentes en ingredientes como el maíz o la soya.

¿Qué hacer?

Formulación personalizada por un nutricionista

Trabaja con un profesional que tenga acceso a software de formulación y actualice constantemente los requerimientos según:
• Línea genética
• Edad del ave
• Conversión proyectada
• Resultados zootécnicos de la granja

Analiza los insumos localmente

Solicita análisis bromatológicos frecuentes de ingredientes como:
• Maíz
• Soya
• Harinas vegetales o animales
Esto garantiza que se trabaje con valores reales y no con estimaciones.

Ajuste por fases

Divide la dieta al menos en tres fases:
• Pre-inicial (0–10 días): Alta digestibilidad, proteína altamente disponible, energía ajustada.
• Crecimiento (11–28 días): Alta eficiencia de conversión.
• Finalización (29–42 días o hasta el retiro): Aporte controlado de energía y aminoácidos para no acumular grasa.

Monitoreo continuo
  • Evalúa semanalmente ganancia de pesoICAconsumo de alimento.
  • Ajusta las fórmulas en función de los datos reales del lote, no de estimaciones previas.

2. Cambio brusco de fases alimenticias

 “Una dieta mal formulada no solo impacta los resultados técnicos, sino que compromete la rentabilidad, sostenibilidad y reputación de tu producción. La formulación debe ser un proceso dinámico, basado en ciencia, datos locales y mejora continua. La inversión en un nutricionista y en análisis de calidad se traduce en retornos tangibles y sostenidos.”

¿Cuál es el problema?

El manejo incorrecto en la transición entre fases dietéticas (pre-inicial, inicial, crecimiento, finalización) es un error frecuente que suele subestimarse. Un cambio abrupto en la composición del alimento —especialmente en proteína, energía y fibra— puede desestabilizar el sistema digestivo del ave y generar una caída temporal en el consumo, afectando directamente la ganancia diaria de peso y la conversión alimenticia.

Las aves son extremadamente sensibles a los cambios repentinos en sabor, textura, densidad y perfil nutricional del alimento. El tracto digestivo del broiler, aunque eficiente, requiere un periodo corto de adaptación para maximizar la asimilación de nutrientes cuando se cambia de fase.

  • Disminución del consumo durante los primeros 2 a 3 días post-cambio.
  • Diarreas y tránsito intestinal acelerado, debido al desequilibrio en la flora intestinal.
  • Des-uniformidad en el lote, ya que no todas las aves se adaptan igual.
  • Mayor riesgo de disbacteriosis o enteritis subclínicas si hay otros factores de estrés (calor, vacunación).
  • Pérdida de eficiencia alimenticia, ya que el ave gasta energía en adaptarse en lugar de crecer.

¿Por qué ocurre?

  • Cambio de ración sin mezclar con la anterior (sin «transición»).
  • No considerar la edad fisiológica ni el peso real del ave al cambiar la fase.
  • Usar alimentos con materias primas muy distintas de una fase a otra (ej. cambiar de harina de soya a concentrados proteicos alternativos).
  • No evaluar el estado sanitario o estrés ambiental antes del cambio.

¿Qué hacer?

Transición gradual entre fases

Realiza un cambio paulatino, mezclando durante 1 a 2 días las raciones:
Día de transición Mezcla sugerida
Día 1    75% alimento viejo + 25% alimento nuevo
Día 2    50% alimento viejo + 50% alimento nuevo
Día 3    100% alimento nuevo
Esto ayuda a que las enzimas digestivas del ave se adapten progresivamente al nuevo perfil nutricional.

Usa marcadores fisiológicos, no solo edad

• No te guíes solo por los días de vida. Considera el peso promedio del lote y su consumo acumulado.
• Algunas aves más retrasadas pueden requerir un día extra de alimento de la fase anterior.

Sincroniza con el manejo y calendario sanitario

Evita realizar el cambio de alimento en los mismos días que:
• Vacunaciones
• Traslados
• Cambios de temperatura o ventilación
Esto reduce el estrés acumulado en el ave y permite una mejor adaptación digestiva.

Observa el comportamiento post-cambio
  • Verifica que las aves mantienen su apetito.
  • Revisa la consistencia de las excretas y presencia de moco o coloración anormal.
  • Si el consumo cae más de un 10% del promedio, revisa sabor, textura, granulometría o nivel de fibra.

El éxito nutricional no solo depende de una buena formulación, sino también de cómo se introduce cada dieta. La transición mal manejada puede revertir días de ganancia y generar desequilibrios intestinales que no siempre se ven a simple vista, pero que afectan la eficiencia general del lote. Un cambio controlado, adaptado y monitoreado es clave para mantener una curva de crecimiento óptima y sostenida.

3. Calidad deficiente del alimento

¿Cuál es el problema?

Aun cuando una dieta esté correctamente formulada, su calidad final puede verse comprometida por múltiples factores durante la producción, almacenamiento y distribución del alimento. Esta calidad no solo se refiere a su composición nutricional, sino también a su inocuidad, frescura, estabilidad y digestibilidad. Un alimento en mal estado puede afectar directamente la salud del ave, reducir el consumo voluntario, provocar alteraciones intestinales e incluso desencadenar brotes de enfermedades entéricas.

En muchas granjas, el alimento se entrega sin control de micotoxinas, sin verificación de granulometría ni análisis de estabilidad en el almacenamiento. Esto termina siendo una “bomba silenciosa” que pasa desapercibida hasta que se presentan problemas en el lote.

Consecuencias prácticas de una mala calidad de alimento

  • s• Disminución en la palatabilidad (olor y sabor desagradable).
  • s• Baja digestibilidad: nutrientes no disponibles para absorción.
  • s• Desbalance de nutrientes esenciales (por oxidación de vitaminas o grasas).
  • s• Presencia de micotoxinas (aflatoxinas, DON, T-2, zearalenona).
  • s• Fermentación, enranciamiento o apelmazamiento, que reduce el consumo.
  • s• Desuniformidad en partículas que provoca selección de alimento por parte del ave

Factores que afectan la calidad

Contaminación por micotoxinas
  • Común en materias primas mal almacenadas (maíz, trigo, soya).
  • No siempre generan síntomas clínicos inmediatos, pero sí afectan la inmunidad, el consumo y el desarrollo intestinal.
Rancidez de grasas
  • Las grasas mal estabilizadas o con antioxidantes vencidos generan peróxidos que afectan la integridad celular y el sabor del alimento.
Presencia de polvo excesivo o partículas grandes
  • Afecta la ingesta homogénea del alimento y la digestión.

El ave puede seleccionar partículas y dejar las que contienen minerales o aminoácidos

Almacenamiento en condiciones inadecuadas
  • Ambientes húmedos, sin ventilación o con infestación de roedores o insectos comprometen la calidad.

¿Qué Hacer?

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Análisis de calidad del alimento y materias primas

  • Realizar análisis bromatológicos y de micotoxinas al menos una vez por lote de materia prima o cada 15 días si el clima es cálido/húmedo.
  • Verificar humedad (%), proteína digestible, nivel de peróxidos, carga microbiana.
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Uso de aditivos estratégicos

  • Secuestrantes de micotoxinas (silicatos, levaduras modificadas, carbón activado).
  • Antioxidantes para grasas (BHT, etoxiquina, tocoferoles).
  • Probióticos o acidificantes si hay riesgo de deterioro intestinal.
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Buenas prácticas de almacenamiento

  • Mantener el alimento en silos o bodegas ventiladas, secas y protegidas de plagas.
  • Evitar contacto directo con el suelo.
  • Controlar rotación de inventarios (FIFO) para evitar envejecimiento del alimento.
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Control visual y sensorial

  • Evaluar cada nuevo lote visualmente: color, olor, textura.
  • Rechazar alimento con olor a rancio, moho, grumos apelmazados o cambio de color atípico.

Una dieta perfectamente formulada pierde todo su valor si no se garantiza su calidad desde el origen hasta el comedero. Las pérdidas invisibles por consumo reducido, problemas digestivos y baja conversión alimenticia, muchas veces, tienen su origen en alimentos contaminados o mal conservados. Invertir en control de calidad, análisis periódicos y aditivos preventivos es una decisión inteligente para proteger la salud del ave y la rentabilidad del productor.

4. Problemas en los comederos

¿Cuál es el problema?

Aunque la dieta esté bien formulada y el alimento sea de calidad, un mal diseño, distribución o manejo de los comederos puede arruinar el desempeño del lote. Muchas veces, la infraestructura de alimentación se da por sentada, pero pequeños errores como comederos mal regulados, alturas incorrectas o acceso limitado generan desigualdad en el consumo, desperdicio y bajo crecimiento en parte del lote.

Este problema tiene una alta incidencia en granjas que no ajustan el sistema de alimentación conforme el ave crece, lo que deriva en ineficiencias ocultas que pueden no ser detectadas hasta el momento del pesaje final o en la uniformidad de canal al sacrificio.

🧪 Consecuencias de un mal manejo de comederos

  • Desuniformidad del lote: aves con menor acceso crecen menos.
  • Desperdicio de alimento: hasta un 10% del total ofrecido si los comederos están muy llenos o mal posicionados.
  • Reducción en el consumo efectivo: cuando hay competencia excesiva o estrés social.
  • Mayor índice de conversión alimenticia (ICA): por consumo desigual y selección de partículas.
  • Incremento del estrés y agresividad en el lote por competencia por alimento.

🧩 Causas más frecuentes

  • Altura inadecuada del comedero: demasiado bajo o alto para la etapa del ave.
  • Número insuficiente de comederos o mala distribución en el galpón.
  • Manejo incorrecto del nivel de llenado: sobrellenado (más desperdicio) o subllenado (menos consumo).
  • Falta de limpieza de los comederos, que lleva a acumulación de residuos húmedos o apelmazados.

¿Qué Hacer?

Asegurar la cantidad adecuada de comederos
  • Sistema

    Recomendación técnica

    Comederos manuales

    1 por cada 40–50 aves

    Comederos automáticos de plato

    1 línea por cada 3–4 metros, regulando la densidad de aves por metro

    Túneles de engorde intensivo

    Verificar acceso uniforme a lo largo del galpón

    Aves sin acceso directo a alimento en menos de 3 segundos muestran mayor estrés y consumo desigual.

Regular la altura del comedero según crecimiento
  • Ajusta la altura del comedero para que esté a la altura del dorso del ave.
  • Revisa semanalmente y ajusta conforme al desarrollo corporal.
  • En sistemas automáticos, verifica la nivelación de toda la línea.
Controlar el nivel de llenado
  • Llenado excesivo genera desperdicio por picoteo y derrame.
  • Llenado muy bajo obliga al ave a esforzarse más, reduce consumo y eficiencia.

Regla general: mantener el comedero lleno entre un 1/3 y 2/3 de su capacidad, según el tipo de sistema y etapa del ave.

 

Limpieza y mantenimiento constante
  • Limpia los comederos al menos una vez al día en sistemas manuales.
  • Revisa la acumulación de grumos húmedos, hongos o alimento apelmazado.
  • Lubrica o revisa la línea de comederos automáticos semanalmente.

El comedero no es solo un recipiente: es un elemento crítico en la cadena de eficiencia productiva. Un sistema mal manejado genera pérdidas invisibles y reduce significativamente el potencial de conversión del alimento. Asegurar el acceso equitativo, ajustar constantemente y mantener en condiciones higiénicas óptimas permite aprovechar al máximo cada kilo de ración entregada y mejora el bienestar del lote.

¿Cuál es el problema?

Uno de los errores más frecuentes, especialmente en granjas medianas o sin automatización, es no llevar un registro diario del consumo de alimento por lote. El consumo voluntario de alimento es un indicador clave de salud, bienestar y rendimiento productivo. No monitorearlo de forma sistemática impide detectar alteraciones a tiempo, dificulta la toma de decisiones nutricionales, sanitarias o ambientales, y deja al productor “a ciegas” frente a cualquier problema.

En ausencia de datos, es imposible evaluar si el crecimiento está alineado con lo proyectado, si la formulación está siendo bien aceptada, o si un factor de estrés (térmico, infeccioso, social) está afectando el desempeño del lote.

🧪 Consecuencias de no monitorear el consumo

  • Pérdida de oportunidades de corrección temprana (baja en consumo, inicio de enfermedades, estrés).
  • Desconocimiento del ICA real, dificultando la evaluación económica del lote.
  • Mayor riesgo de sobrealimentación o subalimentación, especialmente en fases sensibles.
  • Imposibilidad de correlacionar variables como clima, densidad, vacunación o calidad del alimento con el comportamiento alimenticio.
  • Falta de retroalimentación para mejorar la formulación nutricional.

🧩 ¿Qué factores pueden alterar el consumo?

  • Cambios de fase sin transición.
  • Baja palatabilidad del alimento (rancidez, partículas grandes, micotoxinas).
  • Problemas sanitarios (inicio de coccidiosis, disbacteriosis, estrés respiratorio).
  • Estrés por calor, humedad o ventilación deficiente.
  • Alta densidad o competencia por comederos y bebederos.

¿Qué hacer?

Implementar un sistema de registro diario

Registra al menos una vez al día:

Variable

Método sugerido

Alimento ofrecido (kg)

Pesar lo que se entrega al lote

Sobrante de alimento

Pesar en el mismo momento del día siguiente

Número de aves

Ajustar por mortalidad si es necesario

Consumo diario por ave

(Ofrecido – Sobrante) / N° de aves

Esto puede hacerse con una hoja de Excel o con sistemas automáticos de control si están disponibles.

Comparar con tablas de consumo estándar

Utiliza referencias de empresas genéticas (ej. Cobb, Ross) para saber si el lote está por encima o por debajo del rango esperado de consumo y crecimiento.

Si hay diferencias de más del 5% por más de dos días consecutivos, debe iniciarse una revisión técnica urgente (clima, calidad del alimento, salud intestinal, acceso a comederos).

Interpretar tendencias, no solo números

Más allá de la cifra puntual, lo importante es el comportamiento del consumo:

  • ¿Se mantiene estable?
  • ¿Va en aumento como debería según la fase?
  • ¿Tuvo caídas bruscas después de un cambio de fase, una vacuna o una ola de calor?

Esta información es clave para tomar acciones preventivas y anticiparse a pérdidas mayores.

Usar la información para optimizar decisiones
  • Ajuste de formulaciones según consumo real.
  • Evaluación del impacto de un nuevo proveedor de alimento o materia prima.
  • Determinar la mejor hora para ofrecer el alimento según comportamiento del lote.
  • Retroalimentar al equipo técnico o nutricionista con datos precisos.

“El alimento que no se mide, no se controla.” Monitorear el consumo no es una tarea burocrática, es una herramienta esencial de diagnóstico. Una desviación a tiempo puede significar salvar el lote de un brote, mejorar el ICA o corregir una falla nutricional. Llevar un registro constante convierte al productor en un gestor estratégico, capaz de tomar decisiones basadas en datos reales y no en suposiciones.

Conclusiónes

  • Cadauno de los errores analizados —desde dietas mal formuladas hasta fallos en el monitoreo del consumo— tiene un efecto directo sobre los principales indicadores técnicos del lote, como el índice de conversión alimenticia (ICA), la ganancia diaria de peso (GDP), la uniformidad y la  La alimentación en pollos de engorde no es un proceso estático, sino una actividad estratégica y dinámica que debe ser monitoreada, ajustada y validada constantemente para maximizar la eficiencia productiva del sistema.
  • Enun contexto donde el alimento representa más del 70% del costo total de producción, cualquier error en su gestión se traduce en pérdidas económicas significativas. Ya sea por desperdicio, consumo ineficiente o problemas de salud asociados, una nutrición mal manejada erosiona la rentabilidad  Implementar prácticas de mejora continua en formulación, manejo, distribución y monitoreo del alimento es una de las decisiones más rentables que puede tomar un productor moderno comprometido con la sostenibilidad de su negocio.

Bibliografía 

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